lunes, 8 de abril de 2019

El mapa de los días



Uno siempre vuelve al lugar donde creció. 


Eso es exactamente lo que le sucede a Jacob en esta nueva entrega de lo que pensamos iba a ser sólo una trilogía. Nuestro protagonista vuelve a su hogar, un lugar que si antes de haber conocido a los peculiares no lo consideraba como tal, ahora mucho menos. 


Les podría mentir y decir que se van a encontrar con aventuras mejores que antes, que hay mucha más acción, mucho más suspenso... pero la verdad es que después de haber leído la trilogía esta cuarta entrega no llega con algo nuevo. 


El escritor en esta oportunidad decidió mantener el ritmo de los libros y no arriesgarse a crear algo distinto, lo que no quiere decir que sea un libro malo. 


La cuarta entrega comienza con Jacob recibiendo a sus amigos peculiares en su casa, justo antes de ser enviado a un centro psiquiátrico. y es ahí donde comienza la nueva aventura, esta vez sus amigos no deben volver a un bucle pues ya no se harán polvo por estar en el presente, si no que envejecerán como cualquier persona. Los peculiares deben aprender a vivir en el presente, conocer las nuevas costumbres y hasta aprender a cruzar una calle. 


Si a nosotros ya nos cuesta adaptarnos a cada nueva moda que aparece,imagínense aprender todo de una nueva era en que todo es más rápido. Es sólo cuestión de tiempo para que este grupo de amigos se metan en problemas. 


El libro contiene fotografías cada ciertas paginas que te hacen sentir más real la lectura. Para los seguidores de esta saga debo advertirles que al final del libro no podrán con las ansias de esperar la nueva entrega...


" El colapso del bucle que había estado a punto de costarnos la vida en el Acre del Diablo había reiniciado sus relojes internos. No acababa de entender por qué, pero sabía que ya no corrían peligro de sufrir un catastrófico envejecimiento instantáneo si permanecían demasiado tiempo en el presente. Envejecerían día a día, igual que yo, la deuda de los años al parecer condonada, como si no hubieran pasado buena parte del siglo XX reviviendo una misma jornada soleada. Sin duda se trataba de un milagro"









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